miércoles, 30 de enero de 2013

Una recomendación...

¡Ey, chicos! ¿Qué tal estáis? Hoy tenemos una buena noticia. Ahi va: ¿Os han gustado los episodios de Oso González? 
Si todavía no los habéis visto clicad aquí:

Oso González (Cap.1) 
Oso González (Cap.2)
Oso González (Cap.3)
Oso González (Cap.4)

¡Hasta pronto!
 

viernes, 25 de enero de 2013

Oso González Cap.3







   -¡Oso González, dechpierta, Oso!
   -Mmmmm... Pelusa, déjame cinco minutitos más... Contestó Oso González, aún medio dormido.

    -Ech que... Bueno... ¡echta nevando!
   -¿Quééé? – Oso González abrió los ojos muy deprisa y en un segundo estaba con el hocico pegado a la ventana, sujetando las cortinas con una pata. Y en sus ojos, se reflejaban pequeños copos de nieve que estaban cayendo fuera, en el jardín.

   -¡Corre, Pelusa! ¡Vete a por tu trineo! ¡Yo iré a por el mío!
   -Pero...
   -Vamos allá.-Oso González y Pelusa se encontraban delante de la puerta con el trineo sujetado entre los dos. Bueno... Más bien, solo lo sujetaba Oso González.
Pelusa empujó la puerta con todas sus fuerzas. Los dos intercambiaron una sonrisa de oreja a oreja y salieron corriendo.

   -¡Vamos, Pelusa! Subiremos esta cuesta para tirarnos con los trineos.
   -Pero, Oso González... Yo no chengo trineo...
   -¿Quééé? Es cierto... Estaba tan emocionado que no me había dado cuenta... Venga, no te preocupes, vamos a casa y te haremos un trineo con un trozo de cartón.
   -Pero... Oso González, yo noch quieroch que te quedech chin disfrutarch de la nieve por mich culpa...

   -No te preocupes, Pelusa. Acabaremos en un santiamén.
   Entraron en casa, Oso González fue corriendo al salón, cogió una cartulina marrón y la empezó a recortar con forma de trineo.

   Dos horas después, Oso González acabó el trineo de Pelusa, y esta, se puso a dar botes de alegría.

   -¡Grachias, Oso González! ¡Erech el mejorch!
   Oso González cargó a su espalda los dos trineos de nieve y abrió la puerta.
   -Noooooo...-Oso González estaba desilusionado, todo rastro de nieve había desaparecido. Ya no podrían jugar en la nieve.
   -Lo chiento, Oso González, ha sido por mich culpa, si yo hubierach tenido un trichneo dechde el princhipio...

   -No, Pelusa. Te equivocas, me ha encantado pasar el rato contigo, haciendo el trineo, y hasta creo que me lo he pasado mejor que si hubiéramos jugado en la nieve, además, seguro que volverá a nevar otro día.
   -Grachias, Oso González...
   Y así, como por arte de magia, empezó a nevar. Los dos amigos volvieron a sonreír y corrieron hacia la cuesta para deslizarse con sus trineos nuevos. Ese día, había sido uno de los mejores de toda la vida de Oso González ¡y también de Pelusa!

Continuará…
El próximo mes