miércoles, 17 de diciembre de 2014

Oso González Cap.11





Nueva Clase




     "¡Hop!". Me levanté de un salto de la cama, y me vestí rápidamente. Pelusa ya se estaba aseando en el baño. Cogí mi camiseta y me la puse mientras me calzaba y bajaba a desayunar.
     -¡Hola, mamá! -le dí un beso en la mejilla y, mientras me servía el desayuno, me preguntó:
     -¡Hola! ¿Cómo estás tan amable hoy?
     -Es mi segundo día de clase, ¡tengo ganas! -le sonreí y terminé de comerme mi bollito mojado en leche semidesnatada.
Subí las escaleras y entré en el baño, del que Pelusa había salido hacía ya un buen rato. Me aseé, y finalmente, cogí mi mochila y esperé a mi amiga en la puerta. Mi madre se despidió, me deseó suerte y se fue a trabajar. Pronto apareció, con las llaves a cuestas, y trepó hasta mi hombro. Cerré la puerta y comencé mi camino hasta el instituto.
     Llegué cinco minutos antes de que sonara el timbre. Acompañé a Pelusa a su clase, y luego, llegué hasta la mía, donde inicié una conversación con un labrador de pelo castaño:
     -¡Hola! Soy Oso González.
     -Me llaman Crisis. ¿Qué te ha parecido el nuevo instituto?
     -No está mal. -reí. Pronto llegó un oso panda, más pequeño que yo, aunque de mi edad, y me sonrió.
     -Hola, Crisis. Hola... -añadió, girándose hacia mí.
     -Oso González.
     -Soy Ela Pández.
     Pronto una profesora interrumpió nuestra conversación, y exclamó:
     -¡Todos a sus sitios!
     Corrí hacia mi sitio, donde la yegua blanca que había conocido ayer ya estaba sentada.
     -Hola -saludé, y me acomodé a su lado. Me hizo un gesto con la cabeza, y la profesora comenzó a hablar:
     -Soy la directora. Os guiaré en una visita del instituto. Seguidme.
     Todos nos levantamos, y la directora nos sacó al pasillo. Nos llevó hasta el vestíbulo y bajamos las escaleras, hasta llegar a una habitación con mesas y una barra de bar detrás de la cual se encontraban dos animales que nos ofrecieron comida. Yo acepté una galleta, y me la comí, bajo la atenta mirada de mi compañera, Selva Roca, que pronto se acercó a mí.
     -Hola. ¿Me das un trozo?
     -Claro. -la partí a la mitad, y le di el trozo más grande. Me dió las gracias y continuamos siguiendo a la clase juntos.
     -La cafetería. Pódeis comprar comida siempre que queráis.
     Continuamos andando hasta el patio, enorme, donde se encontraban un par de mangostas jugando al baloncesto.
     -El patio del recreo.
     Lo inspeccionamos durante media hora, rincón a rincón, hasta que finalmente la directora nos condujo hasta el laboratorio.
     -Probablemente regreséis en ciencias naturales. Volvamos a vuestra clase, se ha hecho tarde.
     Pasamos por la cafetería de nuevo, dónde me ofrecieron otra galleta que acepté y compartí con Selva, de nuevo.
     Después de la visita, tuvimos plástica y francés, donde nos dividieron en dos grupos: francés y alemán. Todos mis conocidos se habían marchado en el grupo de alemán, así que me quedé con una gata de gafas azules, llamada Pal. Mantuvimos una conversación durante toda la clase, sin casi atender a las explicaciones.
     En el recreo, Pelusa me comunicó que debía ir a consergería, pues había un problema con sus datos. Como no podía acompañarla, salí al patio, dónde encontré a Algodón y a Claire y Alexander, discutiendo.
     -Hola, Oso González.
     -Hola, ¿qué les pasa? -le pregunté a Algondón, preocupado.
     -Bah -le restó importancia con un gesto de la mano. -lo de siempre.
     Pasé el resto del recreo con ellos, hablando de las clases, mientras los koalas continuaban con su discusión.
     De nuevo en clase, conocimos a los profesores de lengua castellana, ciencias sociales y matemáticas, aunque este último ya nos había dado clase el día anterior.
     Cuando sonó el timbre final y salí afuera, me sorprendió encontrarme a Pelusa esperándome, y volvimos a casa, contándonos cómo había ido el día y comentando qué nuevos amigos habíamos hecho.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Oso González Cap.10

Nuevo Instituto  
            Paré delante de unas grandes puertas que se alzaban ante mí. No pude evitar pensar en cómo Pelusa vería aquello. Era un edificio enorme y antiguo, tétrico y siniestro, pero, extrañamente, en el que la gente reía y disfrutaba. Agarré a Pelusa, que estaba en mi hombro, y juntos, entramos en la estancia.
        Mi primer pensamiento fue de miedo, pues no me esperaba algo semejante. En la sala central había unas puertas encima de las cuales podía leerse “Conserjería”, “Atención a alumnos”, “Atención a padres”, y “Dirección”. Me dirigí al último, y una marmota ya entrada en edad me tomó los datos y me indicó a dónde debía ir. Subí unas escaleras y entré en el “Salón de actos”, cómo me había indicado. Tomé asiento junto a unos koalas que, de pronto, estallaron en una pelea en la que yo me ví implicado, pues un profesor se acercó a mí y me situó en una silla entre los dos koalas, que no por eso dejaron de discutir.
        -Hola. –me giré, detrás de mí distinguí a un conejo blanco, con la cabeza demasiado grande en comparación a las diminutas patas. –Me llamo Algodón, y… veo que ya conoces a Claire y a Alexander. –añadió, señalando a los dos koalas.
        -Soy Oso González, y esta es Pelusa. –el conejo me sonrió, y abrió la boca dispuesto a hablar, pero la directora lo hizo antes que él.
        -Bienvenidos a 1º de la ESO. Esperamos que todos os sintáis a gusto en este nuevo instituto. –se oyeron murmullos. –Ahora, procederemos a indicar vuestras respectivas clases. – se oyeron decenas de nombres y clases, hasta que llegaron al mío:
        -Oso González. Primero D. –sonreí, y me encaminé hacia mi clase, pero Pelusa me recordó que todavía no la habían nombrado. Me senté de nuevo, a su lado.
        -Pelusa González. Primero A. –Pelusa me miró, asustada, y yo la consolé con una mirada. Me agarró del brazo pero lo retiré, prometiéndole que haría amigos.
        A mí también me dolía no estar con Pelusa, pero no lo mostré, porque entonces se pondría más triste. Ella sin mí, era… era una pulga solitaria en un instituto lleno de animales enormes a sus ojos. Nunca me había separado de mi hermana… De hecho, nunca la había visto como una hermana. Es cierto que desde que la conocí siempre ha vivido en mi casa, e incluso le hemos puesto mi apellido, pero… ¿la podía llamar “hermana”? Quizá el término exacto estaría en “media hermana” o “hermanastra”.
        Llegué a mi clase siguiendo las indicaciones de los profesores, y tomé asiento. Durante tres horas, los profesores de matemáticas, inglés y ciencias naturales se presentaron en nuestra clase. Nuestra tutora, una liebre alta y más bien rellena, nos colocó por orden alfabético. Yo me senté con una yegua blanca, de ojos saltones y una gran crin rubia, que era obvio que era una peluca. Me dirigió una mirada, y, al verla de frente, distinguí un cono de cartón que llevaba pegado a la frente, como si estuviera intentando parecer un unicornio.
        -Soy Oso González. –le dije, intentando parecer amable.
        -Hola. –la miré, intentando que me dijera su nombre, hasta que medí cuenta de lo despistada que era y le pregunté cómo se llamaba.
        -Soy Selva Roca. ¡Soy un unicornio!-añadió, elevando las manos hacia el cielo. Entonces me di cuenta que no sólo era despistada…
        Las clases se me hicieron eternas, pero hubo un recreo de media hora, que pasé hablando con Pelusa. A última hora nos comunicaron que al día siguiente nos guiarían en una visita por todo el instituto. En cuanto sonó el último timbre, un revuelo increíble se armó en los pasillos. Preocupado por Pelusa y su pequeño tamaño, fui a buscarla a su clase, luchando contra la corriente de alumnos que iban hacia la salida. Para mi sorpresa, la encontré hablando con un piojo, que por lo visto tenía su mismo problema. La recogí y la conduje hacia la salida.
        -Oso González… ¡hoych me lo hech pachado genialch! ¡He hechoch un amigoch!
        -Me alegro, Pelusa. ¿Qué tal tus profesores?
        -Son muych majoch.
        Sin dejarme tiempo a responder, Pelusa comenzó a narrarme, detalle a detalle, como había sido su día, su primer día.

Continuará...


sábado, 6 de diciembre de 2014

Oso González Cap.9

                                                             Primer Día
Me desperté, aturdido por el sonido de mi nuevo despertador. Alcé la pata hacia él y palpé un botón. “Pip, pip pipip, piiiiiiiip”. Desesperado, lo agarré y lo lancé a la otra esquina de la habitación.
        -Vayach, veoch que el despertadorch no ha tenidoch un buench primerch día…
        Gruñí, y me revolví, incómodo, entre las mantas que me cubrían.
        -Vengach, hombrech, que si noch llegaremoch tardech.
        Hice que no la oía y comencé a fingir que roncaba.
        -Oso González…
        Gruñí de nuevo, pero esta vez desistí, y me levanté. Pelusa me sonrió, y bajó a preparar el desayuno. Mientras, me vestí con mi habitual camiseta naranja, que había sido lavada ayer por segunda vez en diez años. Cogí mi cepillo, y me peiné las orejas, de forma que el pelo quedase hacia arriba, de punta.
        Giré la cabeza, y miré al espejo. Una figura marrón, con una cara redonda e infantil se alzaba ante mí. Estiré las patas y me acaricié el pelaje que me cubría la panza. Me puse de lado, y una mueca de decepción insinuó mi cara al ver que un verano entero yendo al gimnasio no había servido de nada.
        -Cariño, ¡a desayunar!
        Bajé las escaleras, cansado de recordar la típica escenita de “me levanto el primer día de clase, me visto, y mi madre me llama para desayunar, luego tengo un día horrible en mi nuevo instituto en el que una pija me roba protagonismo, pero al final todo se arregla, y la gano con la ayuda de todos mis amigos”, que parecía salir en todas las pelis.
        Me senté en la banqueta, al lado de Pelusa, que intentaba mover una taza de leche fría. La cogí y la acerqué hacia mí. Le di las gracias y me acabé el desayuno mientras mi madre me regañaba por ser tan vago y me comparaba con Pelusa. Subí de nuevo a mi cuarto, me eché un último vistazo en el espejo y, agarrando mi mochila, salí disparado escaleras abajo.
        Pelusa me esperaba en la puerta, junto con mi madre, que se despidió, pues tenía que ir a trabajar, me dio un último beso a mí, y otro a Pelusa, y se fue, no sin antes recordarme que cogiera las llaves.
Cuando me aseguré de que tenía todo, Pelusa saltó a mi pata y trepó hasta mi hombro. Salí y cerré la puerta justo en el momento en que mi amiga gritaba:
        -Oso González, ¡las llavech!
        Había dejado dentro las llaves…otra vez. Pelusa se llevó las manos a la cabeza, y se arrastró por el agujero de la ventana, ya pensado para esas ocasiones, mascullando por lo bajillo. Yo siempre le recordaba que eso era lo bueno de ser una pulga, que cabía por cualquier sitio. Salió al cabo de un minuto, arrastrando las “pesadas llaves”. Las cogí, y subí a mi amiga hasta mi hombro, donde se acomodó de nuevo. Guardé las llaves en la mochila, y emprendí mi camino hacia el instituto. 

Continuará...

viernes, 5 de diciembre de 2014

Encuesta nº1

¡Hola de nuevo, después de un nuevo curso y mucho, mucho que estudiar! En este blog sabemos que cada curso es más difícil, que los profesores, cada vez más exigentes, y que las notas... las notas son el peso de todo el curso. Un descanso de vez en cuando viene de maravilla... ¡Las NAVIDADES están a la vuelta de la esquina! Oso González piensa como vosotros... por eso, a partir de mañana, 6 de diciembre, Oso González, ¡empezará el instituto en una nueva temporada! Estad atentos, ¡ocurrirá de todo!
Pero como habréis adivinado, esta entrada no es para hablar de Oso González... ¡Nuestra primera encuesta ha finalizado! Muchas gracias a todos por votar, ahora, ¡conoceremos los resultados!
¿Te gusta Miley Cyrus?   Encuesta nº1
  • Es mi ídolo, ¡me encanta! ---------------------------> 33%
  • Su música, nada más. -------------------------------> 16%
  • Bah, no me interesa tanto. -------------------------> 16%
  • ¡No me hables de ella! ¡No la quiero ni ver! ------> 33%
Como véis, los resultados son muy diferentes. La misma cantidad de gente la odia, ¡y le encanta! ¿No os ha dado tiempo a participar? ¡Hacedlo ahora, en esta nueva encuesta y votad vuestra asignatura favorita! Sólo hemos puesto algunas, pero si la vuestra no está entre ellas, ¡dejadla en comentarios!
¡Hasta luego, marmoto!