Plan de cumpleaños
-¿Irás a su cumpleaños?
–me giré, sorprendido al ver que los hermanos koala habían parado de discutir.
-¿Al cumpleaños de quién? –pregunté, curioso.
-¡Al de Algodón! –gritaron al unísono.
-Ah, no sabía que sería su cumpleaños. –dije, intentando que
no se notase.
-Es el viernes.
-¡Sí! ¡Es el viernes! –interrumpió Claire.
-Vamos a ir a su casa a darle una sorpresa. ¿Te vienes?
-Sí, ¿por qué no?
-¡Genial! Entonces, ven a nuestra casa…
-A las cuatro, -esta vez fue Alexander quién interrumpió a su
hermana. –planearemos todo allí.
Sonó el timbre en el momento en que aceptaba su invitación, y
volví a mi clase. Saludé a Selva y a Crisis mientras se iban a la clase de
alemán. Cogí sitio al lado de Pal, la gata de la cuál ya me había hecho amigo,
y pasé el resto de las clases pensando en el cumpleaños de mi amigo Algodón.
-¿En cherio? ¡Felicítaloch de mi partech!
-Lo haré, Pelusa, pero tú también puedes venir.
-¡Grachiach, peroch he quedadoch con Teo!
Abrí la puerta y la dejé pasar. Tiré mi mochila a un lado, y
fui directo a la cocina. Mis padres estuvieron de acuerdo en dejarme ir, y
también en que Pelusa quedase con su amigo. Llamé a Alexander para confirmar su
invitación, y me propuso ir andando hasta su casa, pues no quedaba muy lejos.
Con el último trozo de comida aún en la boca, subí a mi
habitación y preparé lo necesario para ir. Esperé hasta las cuatro menos diez,
y entonces salí de casa. Me encontré a los hermanos koala discutiendo en la
mitad del camino, y continuamos juntos hasta su casa.
Pensamos durante un buen rato qué hacer, y a la media hora,
lo decidimos. Cogimos una cartulina verde y la recortamos en forma rectangular.
Más tarde, cuando Algodón debería de estar en la piscina, llamamos a su madre,
quién nos comunicó que podíamos llevar a cabo nuestro plan. A pesar de haber
hecho una tarjeta de cumpleaños, decidimos también hacerle una tarta, por lo
que fuimos a comprar los ingredientes necesarios.
Preparamos todo lo que podíamos hacer, hasta que a las ocho,
llegó el momento de irme. Estaba muy nervioso, pues su cumpleaños sería dentro
de dos días, y, aunque ya teníamos todo preparado, estaba emocionado por la
sorpresa.
Llegué a casa, y me alegré de que Pelusa hubiera pasado un
buen día. Le di un cálido abrazo y compartí con ella mi ilusión del viernes.
Continuará...