domingo, 25 de noviembre de 2012

Oso González

¡Hola! Hoy tenemos el primer episodio de... Oso González
¿Cómo? ¿Que aún no lo conoceís? Pues... muy pronto os daremos toda su información.

Ahí va el primer episodio:
 

Oso González se estaba mirando en el espejo.
-¿Qué tendré diferente de los demás? Tengo dos orejas, dos ojos, una nariz pequeña y negra, pelaje marrón oscuro... bueno, estoy un poco rechoncho, pero, no lo entiendo...

De repente, sonó el timbre. Oso González fue a abrir.
-¡Ah! ¡Hola, mamá!
-¡Feliz cumpleaños, cariño!
-¡Gracias!
-Bueno... Te he traído un regalito, pero, como seguro que tus amiguitos ya están ahí, me iré para no molestaros...
-No, mamá. No ha venido nadie, ¡ah! Gracias por el regalo.
-De nada, cariño. Pero... ¡¿Todavía no has hecho amigos?!
-Lo siento, mamá, pero, es que... nadie quiere estar conmigo.
-Hmmm... Eso lo piensas tú, cariño mío, pero no es verdad. Venga, abre mi regalo, a ver...
Oso González obedeció.
-¡Oh! ¡Un collar anti-pulgas! Muchas gracias, mamá, me lo pondré enseguida.

-Mmmm... Tengo que ir a hacer la compra, me voy, ¿no te sentirás solo?
-No mamá, tranquila.
-Eso espero. ¡Y haz amigos!
Mamá Osa González desapareció camino abajo. Oso González entró en casa. Se dispuso a ponerse el collar, cuando, de repente... ¡una pulga saltó de este y se posó sobre Oso González!
-¡Ah! ¡Fuera! ¡Fueraaaa!
-Iiiiiiiiiii. Lo chiento, mmmm...
-Soy Oso González pero, ¿Y eso que importa? ¡Fuera!
-Lo chiento, Oso González, ech que, penché que querrías cher mi amigo... por una vech... Pero, claro, estcho nunca va a cambiarch...
-La verdad es que... yo tampoco tengo amigos...
-Tche comprendo... Mmmm...
Oso González siguió el consejo de su madre, intentó hacer amigos siendo amable.
-Bueno... No, no ha pasado nada. ¿Quieres algo de comer?
-No grachias...
-Ohhh. ¿Pero que hago? ¡Así nunca voy a hacer amigos! Vale, ¿Quieres ser mi amiga...?
-¡Chíííí! Vale.
-Bien... Por cierto, ¿donde vives?
-No chengo cacha, anches vivía en la pata de un conejoch, pero, che murió...
-Ahhh. ¿Quieres vivir en mi pata? Pero, sin molestar, ¿eh?
-Chííí. Grachias. Poch chiercho, choy Pelusa.
Pelusa se acomodó en la pata de Oso González y, lo primero que este hizo fue llamar a su madre, que se alegró por que Oso González por fin tuviera un amigo.


Continuará...
El próximo mes

No hay comentarios:

Publicar un comentario